lunes, 14 de noviembre de 2011

El Gran Estratega

“Saulo, Saulo, ¿porque me persigues?”


Tratar el tema religioso en una revista de mercadeo pudiera aparentar como un ofensa a los creyentes pero como me encuentro entre quienes creen en Dios, no tengo resquemor del punto que voy a tratar. Además, honestamente soy de opinión que, fuera de cuestiones de dogma, los hombres que construyeron nuestra religión cristiana eran primeramente eso, hombres, y como tales expuestos cada día a todas las oportunidades y problemas que nos trae la vida. Precisamente hace ya varios años el famoso publicista Bruce Barton, fundador y Director del Consejo de Dirección de BBDO una de las mas grandes agencias publicitarias del mundo, escribió un libro titulado, “The Man Nobody Knows”. Este libro escrito en 1925 se convirtió rápidamente en un Best Seller con más de 600,000 ejemplares vendidos. En el libro, Barton estudia a Cristo el líder, su fortaleza y su sociabilidad.

Esta vez no vamos a tratar a Cristo. Sería imposible desarrollar el tema de la manera magistral como lo hiciera el fundador de BBDO y además, pudiéramos bordear los límites del plagio, lo que no forma parte de nuestra filosofía profesional. Así pues esta vez vamos a tratar de proyectar a un miembro destacado del grupo de seguidores iniciales de Cristo aunque no fuera uno de los 12 apóstoles.
Nos referimos a Pablo.

Este hombre nació en Tarso, capital de Cilicia (parte del actual territorio turco) que no era cualquier centro urbano, ya que según el mismo Pablo era un lugar reconocido por sus escuelas y sus filósofos. Militar y perseguidor de los primeros cristianos, Pablo, “quien seguía respirando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor”, fue a pedir al sumo sacerdote cartas de presentación para las sinagogas de Damasco. La idea era visitar esa ciudad para ver que si encontraba allí adeptos al Cristo de Judea y llevarlos encadenados a Jerusalén. En ese trayecto fue convencido por la voz de Dios de que se uniera a su grey. Su decisión afirmativa la tomó con la misma fuerza de carácter que mantuvo durante su carrera en la milicia. Aún más, todo el pensamiento organizado que cabe en la actividad militar lo puso en ejecución. De esta manera desarrolló una brillante estrategia con la cual logró comunicar la nueva doctrina mas allá del punto donde la estaban llevando al momento los primeros apóstoles.

Mas aun, debe recordarse que Cristo no estaba pensando en fundar una religión, sino en convencer a los judíos que él era el Mesías del testamento divino y por tanto el hijo de Dios en la tierra.

Según datos compilados por historiadores religiosos, Pablo tuvo enfrentamientos con Pedro respecto a la forma de darle seguimiento a las enseñanzas del Cristo. Pedro veía el camino a seguir como limitado únicamente a los judíos lo que obligatoriamente restringía el desarrollo de las nuevas ideas. Pablo pensaba mas a largo plazo insistiendo en que la palabra del hijo de Dios debería expandirse a todos, judíos y gentiles.


Vemos entonces a Pablo convertido en el gran estratega, en el visionario que pondría la chispa que a la postre impulsaría, por todo el mundo de aquella época, las ideas del humilde hombre de Galilea que los cristianos seguimos como el hijo de Dios. No en vano se conoce a Pablo como el apóstol de los gentiles.

Una rápida revisión de todos los movimientos de Pablo desde su encuentro con Jesús en Damasco, cuando se convierte de perseguidor a seguidor, hasta su captura final en Roma nos muestra su capacidad de ajustar los planes a los objetivos con el fin de desarrollar las oportunidades.

Tratemos de hacer un ejercicio:

Misión:
La Salvación del Hombre
El Objetivo de la Organización:
Incrementar el Número de Creyentes.
El objetivo de Mercado:
Realizar la labor de la manera más rápida y efectiva con el menor número de personas penetrando primero las Áreas conocidas y luego todas las desconocidas.
La Estrategia:
Formar equipos de trabajo en cada área específica y dirigir personalmente el ataque en los lugares más difíciles.

¿Cómo entra todo esto dentro de la concepción de San Pablo?
Veamos los que nos dice Will Durant en su Tomo III de la Historia de la Civilización, titulado “Cesar y Cristo”. De acuerdo a este reconocido historiador, Pablo fue el fundador de la teología cristiana. Trabajando en equipo con Bernabé logro tantos conversos en la ciudad de Antioquía que pronto esta se convirtió en la de mayor en número de cristianos. Su sentido de misión se observa en una de sus cartas a los Gálatas, “para el nuevo pueblo reunido por Dios no valen condiciones discriminatorias. Judíos y paganos tienen acceso de la misma forma. El llamamiento a la fe es llamamiento al libre acceso a Dios y a la libertad del amor de unos con otros”.

En Antioquía conquista el segmento joven y a la clase comercial para obtener fondos para el desarrollo del proyecto. Con este apoyo pudo partir a Chipre donde fue recibido exitosamente por los judíos de ese lugar. Continuó avanzando y a pesar de fracasos, sobretodo con los seguidores más ortodoxos del judaísmo, quienes no estaban dispuestos a renunciar al ritual de la circuncisión por ser este un antiguo convenio con Dios, logra éxitos en Alejandría. De este lugar pasa a Macedonia (Grecia) tocando por primera vez suelo europeo junto a un equipo formado por Timoteo y Silas. Observando este despliegue, no hay porque extrañarse cuando se le define como valiente, decisivo, energético y creativo. ¿Cuantas empresas o países no desearían tener ejecutivos con estas condiciones?

Aunque Pablo decide luego regresar a Jerusalén, como parte de su campaña de asegurar la unión de todos los dirigentes del proyecto. Tambien regresa para defender su estrategia ante los apóstoles, aprovechando además para hacer una colecta en favor de las iglesias cristianas procedentes del paganismo. Pablo estaba convencido que de allí iría hacia Roma e inclusive España hasta que cada provincia del imperio recibiera el mensaje de Cristo. Como conocía la importancia de escribir sus pensamientos, los dictó en varias cartas donde establece claramente su devoción y elocuencia. Hoy quizás serian una especie de memos de Fe. San Pablo tiene su final en Roma pero nos deja un legado que es parte fundamental de nuestras creencias religiosas.

Estamos convencidos de que la clave de su titánico esfuerzo fue la Fe. Asi mismo, creemos también que es razonable pensar que sin su exquisita elaboración del proyecto es posible que la diseminación del cristianismo no hubiera sido tan rápida y exitosa. Así pues sabiamente, “una luz refulgente desde el cielo le hizo caer de su montura mientras una voz le decía Saulo, Saulo porque me persigues”. Como siempre la voz de Dios buscaba atraer al elemento necesario para la dar seguimiento eficaz a la gran misión sembrada por su hijo. Misión esta que hoy congrega a más de 400 millones de personas en todo el mundo y que se continúa expandiendo a pesar de todos los obstáculos que pretende montar la civilización moderna. La estrategia de San Pablo debe ser inspiración para los cristianos. Igualmente creemos que es un ejemplo de constancia, inteligencia, planificación y gallardía a ser copiada por todo el que asuma o piense empezar un proyecto en su vida.

Para finalizar debemos definitivamente reconocer que la misión de Pablo fue divina y por tanto la iluminación de su pensamiento trasciende lo terrenal. No obstante, de ninguna forma su actitud puede dejar de ser motivo de reflexión ante el desempeño estratégico seguido. Otro punto histórico, también integrado a la percepción de la ventaja, es que comprendió el nicho que ofrecían los judíos miembros de la diáspora, más receptivos que los judíos de Palestina, básicamente ortodoxos estos últimos en su pensamiento.

De Pablo muchos otros conceptos pudieran discutirse. Sin embargo, nuestra mayor aspiración consiste en solicitarle al lector que recuerde este artículo la próxima vez que le pidan de ejemplo una gran estrategia. Confio en que coincidirá en que no hay ejemplo mas divino.

Referencias:

1. Cesar and Christ. Will and Ariel Durant.
2. Pauline Theology. A Brief Sketch. Joseph A. Fitzmyer, S.J.
3. La Fe de los Católicos. Bruno Chenu y Francois Coudreau.
4. Nuevo Libro de la Fe Cristiana. J. Feiner y L. Vischer.

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